Próximo a la población, nos encontramos uno de los paisaje más sorprendentes de la comarca: las cárcavas de Morata de Jiloca. Rodeado de un frondoso pinar, encontramos un llamativo paraje en el que durante miles de años la naturaleza ha ido esculpiendo formas caprichosas en las rocas. La lluvia provoca un efecto de erosión vertical en el que los estratos duros de la roca (más resistentes) quedan arriba mientras que los blandos (arcillas rojizas) van degradándose.
Un sencillo y agradable paseo siguiendo el sendero PR-Z 63 nos conduce hasta un magnífico mirador natural desde donde contemplarlas.